La calidad
del agua está determinada por la presencia y la cantidad de contaminantes,
factores físico-químicos tales como ph y conductividad, cantidad de sales y de
la presencia de fertilizantes.
La calidad
del agua puede definirse como la composición físico-químico-biológica que la
caracteriza y recordado el hecho de que el agua pura no existe en la
naturaleza, se habla que un agua es de calidad, cuando sus características la
hacen aceptable para un cierto uso, por ejemplo: un agua que no sirve para
beber, puede servir para riego. El conocimiento de las propiedades del agua,
derivadas de estas características es fundamental para valorar los posibles
inconvenientes y perjuicios que su utilización pudiera ocasionar en sus
consumidores.
En el caso
de agua para abastecimiento público, es de primordial interés el concepto de
potabilidad de la misma, este concepto puede expresarse como: Un agua es
potable cuando reuniendo agradables características estéticas y organolépticas
(fresca, incolora, transparente, insípida o con un sabor agradable), contiene
en adecuada proporción elementos y sales minerales, pero sin poseer sustancias
que puedan causar perjuicio alguno en la fisiología normal del organismo
humano. A su vez un agua se dice contaminada cuando contiene microorganismos y
sustancias químicas de diverso origen, de modo que resulte inadecuada para su
empleo normal.
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